Nuestra primera parada serán Les Champs-Elysées, lugar donde moran las sombras de osados guerreros y varones virtuosos. Paraíso del que se jactan los cristianos y que actúa de yin con respecto al Tártaro (región submundana del castigo y la tortura, o como los ingleses dirían The place where you can always listen to Pablo Alborán.)
De dudosa etimología (abstéganse de relacionarlo con la raíz del sustantivo propio Elisabet), se especula con que el nombre de este emplazamiento venga originado por el término Ἐνηλύσιον, relámpago, instrumento con el que se supone que este espacio de ultratumba fue golpeado. Estudiosos contrarios a esta teoría original apuestan por relacionarlo con el egipcio Iaru/Ialu, nombre cañaveral del heaven de esta civilización.
Según la mitología, estos campos (también Islas) se alcanzaban al las aguas del río Ebro Aqueronte, y el ulterior obstáculo del río Lete. Era como una especie de Benidorm libre de pecado, maldad y deseos terrenales para los dioses. El más allá donde no existía la muerte; y que, si nos dejamos llevar por los mitos actuaba también a modo Lazarus pits (#Arrow #Batman y otros guiños cómicos) a la merced de la corporificación resurrecta.
Las creencias apuntan a que los únicos capaces de enviar a los mortales a estos campos eran los dioses, sin embargo las leyes de los Campos Eliseos varían en distintos textos clásicos (De capital importancia es el testimonio de Γιοργός Κλεπτόμενος, Jordi Hurtado en época imperial). Si bien para muchos Hades, el dios de la muerte era el déspota que controlaba este espacio. Píndaro atribuye el gobierno de estos campos a Crono, liberado del Tártaro.
Y aquellos que mantengan tres veces su juramento,
Manteniendo sus almas limpias y puras,
Jamás dejarán que sus corazones
sean manchados por el mal y la injusticia y, la venalidad brutal.
Ellos serán dirigidos por Zeus hasta el final:
Al palacio de Cronos.
A su vez, otros autores, que consideran que Crono permaneció en el Tártaro durante toda la eternidad, ponen como juez del lugar a Radamantis.
Finalmente,es con la figura de Homero con la que los griegos establecieron la naturaleza de la vida después de la muerte: la aparición en sueños de Patroclo, muerto en la Ilíada y, la más atrevida visita a la frontera en el libro XI de la Odisea.
- Esperamos que hayan disfrutado en esta primera parada de nuestro particular interrail mistérico, su guía Ἴκερος Ξίμενου les agradece la paciencia mostrada. Nos vemos en la siguiente parada.

